viernes, 13 de julio de 2007

Bushido

Esta es la crónica póstuma de un grupo fugaz por definición, tanto que tan solo un disco suyo existe compuesto y en el meracdo.

Y es que Bushido fue un experimiento de fin de semana, una desbarrada que de haberse realizado entre cuatro tíos totalmente desconocidos y con cuatro duros no habría llegado a ser ni siquiera recordado por los padres de susodichos miembros.
Pero es que Bushido ocurrió entre cuatro artistas ya famosos por una u otra cancioncilla, y uno de ellos productor musical de, entre otras cosas, los otros tres.
A saber:
Enrique Bumbury (ese señor de Héroes del Silencio)
Shoarman (cantante de Elefantes)
Morti (ahora está cantando con Skizoo)
Carlos Ann (alguien a quien yo no conocía, pero resulta que existe)

La cuestión es que sonó un single un tiempo ("La Felicidad", una de las canciones-canciones que menos me gustan del grupo, ahora explico), y salieron discos, lo suficiente como para que algunos nos agenciásemos el disco y nos engancharamos.

Al ser un grupo experimental, todas las canciones son así de expermientales. Yo distingo entre dos tipos: unas son las canciones-canciones, que podrían pasar como una canción normal; y otras son canciones-poemas, que la mitad de las veces son versos sin sentido, con música de fondo.
Las letras, absurdas, extrañas, inquietantes, geniales. Algunas no tienen ningún sentido, algunas no me gustan nada ("Naranja como la selección holandesa, como la selección de guantánamo" ó "Será rusa, será rumana, qué idioma más raro hablas"), y otras me encantan ("Quien hable de les gallines que vuelan por la vida de los soñadores" ó "Yo sigo igual, sigo tal cual, quizás desmejorado, y el arrabal amargo en el paladar, otro ritmo otro compás, rimas de mar, el gran teatro del Mundo, debe continuar"). La cuestión es escucharlas.

Poco puedo hablar más sobre el grupo, porque para saber si gusta un grupo es necesario escucharlo, y eso recomiendo a quien le pique la curiosidad. ¿El estilo? No soy bueno catalogando, pero podríamos decir que es una especie de rock indie algo bohemio y decadente, del tipo que suele tocar en locales como Amargo Café. Sabe a color sepia.

Ahora es vuestro turno, escuchadlo... o no.

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