Thomas Mann está incluido en el vergonzoso repertorio de escritores que, siendo grandes de la literatura, yo no tenía ni idea de su existencia hasta hace muy poco. En este caso hasta hace un par de semanas como mucho...
La Muerte en Venecia (de la que hay adaptación cinematográfica, que espero ver en breve), es una novela sobre un escritor, dando un aspecto de autobiografía solapada, sobre todo en los primeros capítulos (aunque no sé si el carácter de Gustavo Von Ausenbach, protagonista del libro, es parecido o no al de Thomas Mann, porque repito que no conocía a este hombre hasta hace poco). Trata sobre las vacaciones de verano de un famoso escritor alemán, conocido por su disciplina y su gran talla moral al escribir, en las cuales decide residir en la ciudad de Venecia. Da la casualidad que en su mismo hotel se aloja una familia polaca: mujer estirada de elegantes perlas, sobrias hijas de monacales ropas y un niño de apenas catorce años, Tadrio.
Tadrio, en su juventud, es la manifestación pura de la belleza estética griega, un Eros nos dice Mann, hecho carne. Rubios rizos largos rodean una tez pálida con rasgos bellos, delicados. Sus modales educados, su elegancia innata y su gracia personal convierten las vacaciones de Gustavo en una placentera tortura en la que su amor platónico por el joven polaco mueve sus pasiones más allá de lo que su propia naturaleza creía posible.
Mientras tanto, una solapada amenaza en Venecia hace huir a algunos de los huéspedes, mientras el desinfectante presta su olor al terror, y las autoridades niegan nada de lo sucedido.
La corta (cortísima) novela se centra en los sentimientos de Ausenbach, de todo lo que siente, de cómo se sumerge en la rutina ociosa de la contemplación lejana del joven Tadrio, y no va más allá en su relación que la mera contemplación lejana, sin que una sola palabra del muchacho altere la sensación de belleza pura. Mientras, él recuerda la relación entre Sócrates y Fedón, y comprara los discursos del sabio a sus propias ideas inflamadas por sus sentimientos.
Es una novela maravillosa acerca del sufrimiento, del corazón poseído por pasiones prohibidas e incontrolables. Se la recomiendo a quien se atreva a sumergirse en el torbellino de sentimientos del sufriente y solitario Gustavo Von Ausenbach.
lunes, 30 de julio de 2007
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